Joaquín Pérez, secretario general de USO, defiende que el Gobierno legisle la subida del SMI ante un diálogo social que no funciona

“La subida del SMI es hoy por hoy una cuestión de emergencia social. Por ello, la responsabilidad del Gobierno es legislar esa subida del salario mínimo, no seguir el juego de una mesa de diálogo social que ni sus propios componentes respetan”, apremia Joaquín Pérez, secretario general de USO.

El SMI comenzó 2023 congelado, con la promesa de que su subida sería retroactiva. “Precisamente un año marcado por la inflación. Los trabajadores que cobran el SMI ya empezaron 2023 cobrando un 5,7 % menos. Y ya los 50 euros de subida en 2022 se quedaron por debajo de la inflación de 2021, que fue del 6,5 %. La subida supuso un 5,27 %. No hay que olvidar que estamos hablando de los salarios más bajos, de lo mínimo que una persona cobra por dedicar una jornada completa, de 40 horas, a un trabajo. Pero, además, muchos de esos trabajos están penalizados con jornadas parciales no deseadas y con mayor rotación y temporalidad. Estamos hablando de que hay personas que, trabajando, tienen que vivir con 400 o 600 euros”, expone Pérez.

Por ello, “el Gobierno debe legislar ante la inoperancia del diálogo social tal y como está planteado en España. Si se comprometió en las negociaciones de la subida de hace dos años a seguir aumentando el SMI hasta el 60 % de la media salarial, eso es lo que debe cumplir, no entrar en el juego de las sillas y las fotos. Hoy por hoy, y con datos oficiales, el 60 % del salario medio es de 1.219 euros mensuales“.

Lejos de las subidas salariales europeas

España, que parte de unos salarios ya de por sí bajos, se plantea sin embargo seguir con subidas que no recuperen el poder adquisitivo y sigan aumentando la brecha de la pobreza. En países de la UE, los salarios crecen más que en España. Así, países que parten de cifras bajas (y también costes de vida menores), como Lituania, lo han subido el 19 % y el 24 % en Letonia. En Grecia, se dieron dos subidas el mismo año, del 2 % y el 7,5 %, para corregir la inflación.

Y en países con salarios mucho más altos que España, la subida ha sido similar a la que se pretende en nuestro país, pero partiendo de menos. Por ejemplo, ha sido del 6,6 % en Francia, hasta los 1.709,28 euros; el 6,1 % ha crecido en Bélgica, donde ahora cobran como mínimo 1.954,99 euros mensuales; o Alemania, con una subida del 15 % para el salario mínimo, que allí se computa por horas: 12 euros por hora trabajada, frente a los anteriores 10,45.

“España se queda con la media mala de ambos: imita las subidas más moderadas, en lugar de las altas, pero partiendo de sueldos mucho más bajos”, refuerza Joaquín Pérez la reivindicación de USO.

Por último, el secretario general de USO recuerda que “subir el SMI es un impulso para el resto de salarios. La subida media pactada por convenios cerró 2022 con una pérdida de poder adquisitivo de la mitad del IPC. Aumentó el 2,78 %. Si crece el SMI, todos los salarios, especialmente los más bajos, crecerán también”.